🔝 5 consejos para hablar con seguridad y sin miedo

Hablar en público con seguridad y sin miedo es sobrevivir.

La oratoria es el arte de la comunicación clara y objetiva con el público o interlocutor, lo que hace parte de nuestra naturaleza humana y se convierte en una de las necesidades básicas del ser humano.

Entre mayor sea nuestra seguridad y confianza al hablar, abriremos la comunicación hacia lo que mejorara nuestra interacción social e incrementa nuestra reputación.

En ese orden de ideas y según la pirámide de Maslow, las necesidades biológicas se encuentran en la base. Donde primero tenemos que vestir y comer, e indudablemente tenemos que comunicarnos. Siendo el lugar donde se encuentran el lenguaje verbal y el corporal (actitud, voz, tono, gestualidad, manejo de manos, mirada sonrisa, entre otros),  como una herramienta que nos ayuda a atender nuestra subsistencia y nos acompaña a lo más alto de la escala, la autorealización.

El buen orador no nace, se hace. No nacemos hablando, aprendemos a hablar en nuestra etapa de vida inicial.

Los grandes oradores de la historia, han sido reconocidos por su poder de persuasión y elocuencia a la hora de exponer sus ideas y asimismo defenderlas. Todos ellos reflejan gran confianza y seguridad en su discurso.

Por lo que antes, te quiero invitar a realizar dos ejercicios a manera de reflexión.

Ejercicio #1

Piensa en una presentación en la que hayas sido parte del público y hazte las siguientes preguntas:

¿Cómo era el orador?, ¿Qué es lo que más recuerdas?, ¿Qué hizo esa persona que aún te hace recordarla?, ¿Por qué captó tu atención?, ¿Qué te impactó y logró, aunque fuese solo por un instante, captar tu atención?

Cuando recordamos este tipo de episodios, tendemos a pensar que estas personas al pie de en un escenario son favorecidas con un don natural e innato, pero quiero que tengas en cuenta, que si hay personas que se les facilita más pararse frente a un público, no quiere decir que ese “don” sea el único elemento determinante.

Con técnicas, práctica, entrenamiento y estructura, hablar en público es algo que se puede desarrollar, como decía anteriormente, no nacemos hablando.

Ejercicio #2

Observa algunos de los grandes oradores de la historia, por ejemplo Steve Jobs, Oprah Winfrey, Nelson Mandela, Michelle Obama. En ellos podemos ver claramente que aunque son oradores ubicados en diferentes campos, lo que los une es su poder de persuasión, cada uno en su propio estilo, cada uno usando sus propias técnicas, pero cada uno de ellos se entrenaba y se preparaba intensivamente antes de dar su discurso.

Entonces quiero proponerte algo, ¿qué tal si en vez de considerar que la oratoria es un “talento natural”, la empezamos a ver como una habilidad que puede aprenderse, practicarse, entrenarse? Es momento de dejar de limitar la oratoria a la categoría de “don natural”.

Quiero enseñarte algunos de los obstáculos más comunes a los que deberás enfrentarte, acompañados de consejos prácticos para que desde ya empieces a desenvolverte mejor cuando tengas que hablar en público.

 

Photo by Kane Reinholdtsen on Unsplash

Hablemos un poco sobre ¿qué es la oratoria?

La oratoria se entiende como el arte de hablar con elocuencia, claridad y precisión. Desde la oratoria se logra entrenar el acto de comunicar abarcando temas como: manejo de la voz, gesticulación, lenguaje no verbal, estructura del discurso, la voz, la paralingüística y la proxémica entre muchos otros.

No obstante, como en la oratoria está involucrada la audiencia 100%, esta definición puede transformarse sumando elementos claves como la interacción, el manejo de preguntas y discusiones, etc.

Sería un error pensar que todas estas capacidades solo las puede desarrollar una persona con buena comunicación verbal, recordemos que esta equivale al 7% de lo que comunicamos. Nuestro interlocutor interpreta de forma conssiente e inconsciente los demás aspectos del mensaje.

La comunicación No Verbal equivale al 93% del mensaje, lo que reúne al lenguaje no verbal o expresión corporal, manejo de la voz, expresión facial, la actitud al hablar, la postura, la mirada, el manejo de las manos, etc. Todo esto hace parte de la oratoria.

De nuestros movimientos y sonidos dependen que el discurso proyecte seguridad o no.

También es esencial tener una buena estructura del mensaje, una estructura que conste de principio, nudo y desenlace, que tenga picos de emoción, para no perder la atención de nuestra audiencia.

Obstáculos que se interponen a la hora de comunicar.

Como te conté al inicio, no está bien pensar que la oratoria solo puede ser practicada por personas con un don especial. La oratoria está al alcance de cualquier persona. El miedo a hablar en público en algo en lo qu todos podemos trabajar.

¿Cuántas veces miles de personas viven con el temor constante de mostrar sus ideas y proyectos, solo por miedo a hablar? Esto un poco injusto, todos tenemos la posibilidad de aprender a dominar y canalizar estos miedos, te cuento a continuación algunos de ellos:

Problemas de pronunciación y vocalización.

¿Te piden constantemente que repitas lo que acabas de decir? ¿Casi no se te entiende cuando hablas, hablas demasiado rápido y no vocalizas?.

Es más común de lo que parece.

La dicción, se refiere a la forma como pronunciamos cada sílaba, sonido, letra y palabras.

Este factor es uno de los principios fundamentales en la oratoria, por eso me gusta siempre trabajarlo desde la primera sesión, si la dicción no es correcta, es muy posible que dificulte de forma importante la comprensión y atención del público.

Un orador que habla demasiado rápido puede aburrir o dispersar a la audiencia.

Es posible que el problema esté surgiendo de algo tan sencillo como lo es la respiración, o incluso falta de fuerza en los músculos faciales, pues al trabajarlos, estos se activan, mejorando notablemente la pronunciación, de manera que la buena noticia es que esto SI tiene solución y es más fácil de lo que parece.

Nerviosismo

El enemigo más cruel y defraudador al que se enfrentan día a día los oradores, en especial, todos aquellos que están empezando a desarrollar esta habilidad y no tienen la suficiente seguridad y confianza en sí mismos, recuerda que la experiencia hace al maestro.

Es normal sentirnos asustados antes de una presentación, es absolutamente natural e instintivo, pues nuestro cerebro no distingue realidad de ficción, es por esto que lloramos en las películas a pesar de que sabemos que no es verdad lo que está ocurriendo en la escena.

La exposición al público te hace sentir vulnerable y tu cuerpo esta programado para sobrevivir. Por estender como es nuestra forma de sentir el miedo, ansiedad y nerviosismo en un paso para entender lo que este sentimiento me genera y como me afecta.

Aceptar el nerviosismo es el primer paso para empezar a controlarlo. Luego haz un trabajo de introspección, te tomará unos minutos: Piensa un poco, de dónde viene ese miedo, intenta identificar si es por falta de preparación, por auto-sabotaje y auto-críticas destructivas, o simplemente estás indispuesto (a) . Identificar la causa, hace que sea más fácil atacar el problema de raíz y solucionarlo.

El pánico escénico

El miedo o pánico a hablar en público, es más común de lo que creemos, entre más grande es la audiencia, más pequeños e indefensos nos podemos llegar a sentir, la búsqueda de aceptación hace parte de nuestra de supervivencia y el cerebro quiere defendernos, es natural sentir este tipo de miedo.

Una buena forma de superarlo es ponerte en la tarea de conocer a tu público, pues siempre lo desconocido da más miedo, indaga sobre sus gustos, a qué se dedican, en qué campos se mueven, hobbies comunes, entre más te acerques a ellos, más fácil te vas a mover en el escenario.

Ahora, si te quedas en blanco o estas muy nervioso, lo mejor sería contarle a tu público, esto los acercará y conectarás con ellos desde esa emoción, y si ellos ya saben que eres nervioso, seguro te ayudarán un poco al principio mientras vas entrando en calor.

Técnicas para perfeccionar tu comunicación.

Ya hablamos un poco sobre el concepto de la oratoria y de su importancia en nuestra vida, en nuestras relaciones, en el trabajo, también hablamos un poco sobre los temores más comunes y cómo enfrentarlos.

Ahora, me parece importante cerrar este blog, brindándote algunos consejos sencillos pero sustanciosos que puedes empezar a practicar, para que día a día vayas perfeccionando esta importante habilidad de supervivencia básica que es comunicarnos.

¡Continúa leyendo!

1. Practica y más practica.

Este es el consejo más recurrente y funcional de todos, lanzarse al agua para ir perdiendo los temores poco a poco, para perfeccionar tus exposiciones y para encontrar las oportunidades de mejora cuando hablas en público.

A mis estudiantes les sugiero exponer su situación ante conocidos y personas de confianza, idealmente que comparta esos espacios contigo, y que les puedas confesar sobre tu temor pero más importante, tu intención de mejorar. Pregunta a esas personas, cómo vieron tu presentación, si les pareció afectiva la comunicación, que creen que puedes hacer mejor.

2. Conoce a tu audiencia.

Como lo hablé anteriormente, conocer a tu audiencia es una manera de aliviar el sentimiento del miedo y el nerviosismo.

Entender y profundizar en las características de cada grupo de oyentes, ayuda a estructurar mejor los mensajes, a planificar mejor los ejemplos, a acercarte más a sus emociones.

Por ejemplo si en la sala de audiencia hay personas del campo de la medicina, usar términos más técnicos puede hacerles ganar más tu atención, puede ayudarte a conectar con ellos de forma más genuina, esto te ayudará a hablar con más criterio y autoridad, y que los picos de atención sean más frecuentes.

Debes tener en cuenta que si el mismo tema del que vas a hablar, está dirigido a una agencia de marketing y publicidad, debes revisar detenidamente el uso de los términos y ejemplos que ofreces, debes intentar ajustar tu discurso según la audiencia para que a las personas les sea más fácil y natural entenderte y seguirte.

3. Interactúa con tu público, inclúyelos en tu presentación:

Te ha pasado que vas a una conferencia, dónde el orador habla todo el tiempo y no hay espacio para hablar, interactuar, alzar la mano, preguntar, como por ejemplo cuando vamos a un acto religioso.

Personalmente a mí me da sueño, me disperso, mi atención se ve bastante comprometida, ya que se pierde la empatía.

Cuando asistimos a este tipo de eventos, no nos es difícil absorber el contenido de dicha conferencia y se nos dificulta mantener el interés.

Estoy seguro que esto es lo que NO queremos que le ocurra a nuestro público.

Generar interacción hace que el rato sea más espontáneo, más abierto, más empático.  Tampoco quiero decir que desde el principio tengamos que abrir el espacio para el diálogo y la interacción, porque al final el objetivo principal del discurso es entregar un mensaje y tratar de que llegue y conecte con la audiencia.

Una forma sencilla es por ejemplo establecer contacto visual con los asistentes, contar historias que conecten, poner ejemplos coloquiales, hacer un chiste, preguntar algo.

La clave está en hablar con el público como si ya los conocieras desde antes, para que se sientan incluidos y se genere una mayor empatía.

Ten cuidado con el contacto visual prolongado a la misma persona, o mirar demasiado a un mismo lado, porque esto puede desenfocar la atención, tengo un blog en el que hablo sobre esto, te invito a leerlo.

4. Los recursos audiovisuales refrescan tu presentación.

Las plataformas digitales a las que tenemos acceso hoy en día, facilitan cualquier forma de comunicarnos, pues le dan un aire fresco a la presentación y permiten que no se convierta en algo monótono.

Además estas herramientas ayudan a soportar nuestras ideas, les da estructura, despiertan la atención del interlocutor y nos ayuda a dar un orden.

Te invito a explorar estas herramientas, esto te proporcionará más seguridad y confianza a la hora de hacer tu ponencia. Pero, siempre mantein un balance, donde el recurso no se convierta un distractor de tu propia creación discrusiva.

5. Cuenta historias.

Desde la infancia nos inculcan del cuento la estructura de mensaje que con mayor facilidad logramos codificar y entender, y cómo a nuestros cerebros le gustan que las cosas sean claras, ten presente esta enseñanza clásica si aún no manejas con maestría otros recursos, usa el módelo de: inicio – nudo – desenlace.

Si a tu historias le proporcionas cualidades, características y elementos, dibujaras un clima divertido y diferente en tu presentación. Esto permite que la conexión con tu público sea aún más fuerte, lo que además les daría a la audiencia mayor capacidad de asimilar cada idea y mejor aún, de recordar tu discurso, ya que las historias nos permiten conectar con la emoción.

Te invito a pensar con creatividad, estructura y estrategia, a que explores elementos como la anécdota y el storytelling, los cuales, si llegan a puntos sublimes pueden mover masas y presentar de manera sencilla conceptos complejos.

Para que la narración sea más efectiva, puedes probar crear un escenario a partir de una necesidad o problema, cerrando luego con soluciones (recuerda: principio, nudo, desenlace.).

Para terminar

El entrenamiento de una buena oratoria es fundamental para la vida en general, tanto en tu vida profesionales y la calle, la familia y los amigos como aspectos de la personal. El simple hecho de invitar a alguien a un café, o pedir una indicación si estás viajando, es la oportunidad de conectar e invitar a al comunicación, lo que hace que la oratoria nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida.

Mi objetivo aquí es que entiendas, que el hablar en público no es un don natural, y que es algo que se aprende, se practica y se entrena.

Recuerda: El buen orador No nace, SE HACE.

MUCHOS PUEDEN HABLAR, PERO MUY POCOS LOGRAN CONECTAR DESDE LA EMOCIÓN.

¿Quieres profundizar más en el tema? ¡Te invito a que explores mis servicios!.

Para que pierdas el miedo a habalr en público.

 

*Photo by Kane Reinholdtsen on Unsplash 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Call Now Button